El sol quemante en la punta de la tierra
se fue ocultando tras las húmedas nubes
y el encandilante verde de los soldados de madera.
la arena seca, extensa y salina
los monstruos de fuego y humo
y los ingratos cráteres de agua
saludaron con recelo a los grandes lagos
y a las apoteósicas venas de vida tan escasas en la gran Atacama.
Recelos de mundos incomparables… tan solo cada uno es en si.
De la piel oscura y cómplice del perenne sol,
a la piel húmeda y más clara del hombre del agua.
De la vicuña siútica y hermosamente estilizada
a la fuerza de los Toros sembrados en el campo verde.
De
De lagos y ríos, de mapuches, williches y lafquenches.
De cielo claro y tierra árida –fértil de minerales y vida- de Lickanantay y Quechuas.
2500 millones de pasos para cruzar de un lado al otro
Y encontrar a la cara indígena latinoamericana calcada ya sea por el sol o por el agua.
Gracias amigo lickanantay, con su permiso amigo williche.
1 comentario:
muy bien este poema es muy destacado en la geografia de la tierra y los pensamiento que se sienten
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